Competitividad en las organizaciones públicas
Por Alberto Haaz D.
El concepto de la competitividad en el gobierno, en una dependencia u organismo público específico, no es exactamente igual al que se tiene en un negocio de particulares.
Por Alberto Haaz D.
El concepto de la competitividad en el gobierno, en una dependencia u organismo público específico, no es exactamente igual al que se tiene en un negocio de particulares.
La finalidad en el sector público es servir a los ciudadanos y a la población en general, según corresponda, con apego al marco normativo que le rige; y esto implica cumplir con aspectos de eficacia, eficiencia, calidad, transparencia, honestidad, etc. en la gestión que se trate. No predomina ahí el interés por ganar clientes y obtener utilidades, como ocurre en los negocios de particulares.
Además, en el negocio público, en la generalidad de los casos, sus “clientes” están asegurados. Por ejemplo: los ciudadanos que desean adquirir una Licencia de Automovilista, sólo pueden lograrlo acudiendo a las oficinas de las Agencias Fiscales del Estado, cumpliendo el previo trámite requerido ante la Autoridad Municipal respectiva.
Además, en el negocio público, en la generalidad de los casos, sus “clientes” están asegurados. Por ejemplo: los ciudadanos que desean adquirir una Licencia de Automovilista, sólo pueden lograrlo acudiendo a las oficinas de las Agencias Fiscales del Estado, cumpliendo el previo trámite requerido ante la Autoridad Municipal respectiva.
No hay alternativa de otro proveedor de las citadas licencias. No es como cuando el ciudadano decide elegir entre ir a la tienda Wall Mart, Gigante u otra, en busca de algún producto.
En el caso de los bienes y servicios públicos, los que se ofrecen al ciudadano, no hay distintos proveedores en libre competencia por ganar clientes y utilidades.
Tal situación constituye un gran reto para el logro de la competitividad deseada en las administraciones públicas, porque ofrece una gran comodidad para las dependencias y organismos respectivos.
Tal situación constituye un gran reto para el logro de la competitividad deseada en las administraciones públicas, porque ofrece una gran comodidad para las dependencias y organismos respectivos.
Comodidad en el sentido de que algunos burócratas piensan que no pasa nada si hoy no se atiende bien a los clientes-ciudadanos respectivos de alguna instancia u oficina pública.
Lo más que puede ocurrir, dicen, es que se presenten quejas en un buzón u otro medio, que al final de cuentas pueden quedarse sólo ahí.
Lo anterior, sabemos bien que es muy distinto a lo que ocurre en los negocios de particulares, en los que un mal servicio se reflejará en pérdidas económicas y en el riesgo de quedar fuera de la competencia en que ha estado participando, con un producto o servicio en determinado mercado.
¿Cuál es entonces el significado de la Competitividad en las organizaciones públicas?
Lo anterior, sabemos bien que es muy distinto a lo que ocurre en los negocios de particulares, en los que un mal servicio se reflejará en pérdidas económicas y en el riesgo de quedar fuera de la competencia en que ha estado participando, con un producto o servicio en determinado mercado.
¿Cuál es entonces el significado de la Competitividad en las organizaciones públicas?
En mi opinión, es: lograr la satisfacción plena de los ciudadanos y la población en general a la que se sirve; y que ellos las ubiquen (a cada una de las organizaciones públicas) en un nivel de alta calidad, dentro de una escala que permita identificar la alta, mediana y baja calidad, o aplicando otras escalas para la medición respectiva.
Así, para el logro de la satisfacción plena de los clientes-ciudadanos o población a la que se sirve, cada organización pública debe aplicar los métodos, técnicas, herramientas, sistemas, etc. que le resulten más convenientes; y es aquí donde se puede recurrir al aprovechamiento de las experiencias en las organizaciones del sector privado, pero, sin perder de vista que sus finalidades y naturalezas son distintas.
Así, para el logro de la satisfacción plena de los clientes-ciudadanos o población a la que se sirve, cada organización pública debe aplicar los métodos, técnicas, herramientas, sistemas, etc. que le resulten más convenientes; y es aquí donde se puede recurrir al aprovechamiento de las experiencias en las organizaciones del sector privado, pero, sin perder de vista que sus finalidades y naturalezas son distintas.
Cabe mencionar que esto fue la pauta básica para el surgimiento del denominado Modelo Gerencial en las administraciones públicas, inspirado en las transformaciones organizacionales ocurridas en el sector privado.
Ahora, es deseable el impuso de una nueva corriente a generalizarse en las organizaciones públicas, enfocadas a la conformación de sistemas del tipo Empresa Inteligente, mediante el cual se puede alcanzar altos niveles de competitividad, conforme a la concepción antes expuesta.
Bibliografía
CLAD, Una nueva gestión pública para América Latina, en http://www.clad.org.ve/documentos/declaraciones/una-nueva-gestion-publica-para-america-latina/view
Manzano Polío, Wendy Aymeth, La gestión de la innovación como herramienta para la competitividad, en http://www.monografias.com/trabajos34/innovacion-y-competitividad/innovacion-y-competitividad.shtml?monosearch
Bibliografía
CLAD, Una nueva gestión pública para América Latina, en http://www.clad.org.ve/documentos/declaraciones/una-nueva-gestion-publica-para-america-latina/view
Manzano Polío, Wendy Aymeth, La gestión de la innovación como herramienta para la competitividad, en http://www.monografias.com/trabajos34/innovacion-y-competitividad/innovacion-y-competitividad.shtml?monosearch