La importancia del liderazgo interactivo en tiempo de crisis
por: René Martínez Argueta
por: René Martínez Argueta
Podemos comentar con certeza que al día de hoy, la palabra “crisis” pasa a ser del dominio público en general, esto por la gran difusión que se le ha dado en los medios de comunicación a nivel mundial.
Sin embargo al hacer una revisión retrospectiva del concepto, podemos observar que no es solamente la “crisis económica” la que va a estar presente en el presente año y en el futuro próximo – esperando por el bien de todos que sea un tiempo corto - , si no también, la “crisis de credibilidad y falta de confianza de los actores políticos”, que representan los intereses económicos, sociales y políticos, de los principales países que marcan el liderazgo en el mundo.
La ausencia de liderazgos de apoyo fuertes y la falta de gobernabilidad, son también otros elementos que se suman como variables de estudio, así como la presencia de una democracia mas competitiva y participativa, así como una opinión pública mas fuerte, que impacta en la conducción política de los países, apoyada por los medios masivos de comunicación, tal como lo asevera Ricardo Homs, es su obra marketing para el liderazgo político y social.
Por otra parte, en las características principales que distinguen las etapas históricas del liderazgo que van desde la aceptación de un mandato omnipotente, hasta aquellas en que su oferta va dirigida a levantar el nivel de vida de las personas, solucionando en forma innovadora problemas sociales y económicos, coinciden que la clave se encuentra en la forma de influir en los demás, ganándose con ello su confianza y aceptación.
Pero, ¿como lograr esa gran clave que distingue a un líder?. En el pasado hace 2500 años a.c., en la antigua Mesopotamia asiática, era utilizado un método llamado enegrama, para desarrollar líderes políticos y sociales.
Destacando en dicho método una diferenciación de tipos de líderes, siendo estos: los líderes políticos y los denominados lideres de apoyo, que en la actualidad podemos explicar esta diferenciación, - dependiendo su ámbito- o territorio de influencia -, de la siguiente manera: los primeros, como los responsables directos en la conducción de un país - en sus ámbitos político, social, empresarial, religioso-, y a los segundos como aquellos que forman parte del proceso, y que son necesarios para alcanzar los propósitos o resultados esperados.
Pero se nos presenta una problemática; todos quieren ser líderes, ser los primeros, destacar por sus acciones, pasar a la historia, lograr intereses personales y de grupo, entre otros relacionados con el ser líder y por la competencia natural del poder.
Ejemplos de lo anterior se puede observar en el ámbito político, con las diferencias existentes entre los líderes de los poderes ejecutivo, legislativo y judicial; en los lideres empresariales, por la lucha del mercado y la afectación de sus intereses económicos; - léase la guerra de las televisoras por la ley de medios - en los líderes sindicales que ven primero sus aspiraciones políticas que los intereses y beneficios de sus agremiados, en grupos políticos que no les interesa los derechos de los ciudadanos y hacen manifestaciones, bloqueos y otras acciones afectando los derechos de terceros; en ciudadanos que son apáticos a participar por falta de de credibilidad del actuar político.
La respuesta la podemos encontrar en varios aspectos: el primero en reconocer que el rol del liderazgo es un proceso que requiere de capacidades que permitan en forma exitosa el interactuar con otros, ya que “nos jugamos todo en la relación con otros”.
En segundo lugar y no menos importante es el reconocer la situación que en la que nuestro rol de liderazgo participa dentro del proceso principal, definiendo y entendiendo claramente nuestro estilo propio de liderazgo, ya que nuestras aportaciones son claves para que a través de colaboradores, apoyadores ó seguidores se logren los resultados y beneficios esperados, tanto para el grupo mismo, como para la sociedad.
El por ello, como respuesta a la compleja problemática de nuestros tiempos y por los que van a venir, la orientación a la formación de líderes, deberá ser encaminada al liderazgo interactivo, como una respuesta práctica para atender y solucionar las situaciones de crisis.
El autor es consultor y director académico del ISAP. Es LAE, con maestría en Competividad Organizacional, y actualmente postulante al doctorado en Administración Pública, por el Instituto de Administración Pública de Veracruz.