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20/1/11

¿Quiénes son los verdaderos servidores públicos?

En mi cuenta de twitter @ahaazd recibí una aportación que considero muy valiosa, acerca de "los verdaderos servidores públicos", que aquí reproduzco en la primera parte de lo siguente (Fuente >http://gestionpublicave.blogspot.com/)
¡Qué orgullo y satisfacción debería ser para un ciudadano ocupar un cargo público! Sin embargo, la realidad de muchos países es totalmente diferente. Todavía existen naciones, estados y/o municipios donde no se ha superado la corrupción ni las ansias desmedidas de poder.

Para algunos participar en la vida política de un país, significa hacer "toda clase de negocios", abusar de la posición, perseguir a los opositores, acomodar las leyes, etc. Y para otros –la mayoría- es como una maldición.

Es lamentable que muchos políticos no entiendan la “gran oportunidad “y hasta el privilegio, que se les ha concedido para llevar salud, vivienda, justicia y educación a muchos sectores marginados; trabajar de la mano con la empresa privada, de modo que ésta se sienta comprometida a apoyar las políticas sociales y crear más fuentes de empleo. En fin, ser un facilitador de una mejor calidad de vida y participación ciudadana, debe ser la verdadera vocación del político.

Una excelente gestión pública es aquella que cumple con las leyes, que busca el beneficio de la mayoría y no de unos cuantos;
que practica la honradez y se enorgullece de la buenas acciones;
de manera tal, que todos los ciudadanos y sobre todo, la juventud –que es la heredera política- sientan que vale la pena participar en la vida pública de la nación,
porque ésta se rige por los principios morales y por el deseo de servir a los demás, como debe ser la verdadera política, ya sea partidista o aquella política más científica...

Recordemos ciertos extractos del discurso de Pericles, gran político y orador ateniense, que vivió aproximadamente, entre los años 495 a.c. y 429 a.c.

“Tenemos un régimen político que no emula las leyes de otros pueblos, y más que imitadores de los demás, somos un modelo a seguir. Su nombre, debido a que el gobierno no depende de unos pocos sino de la mayoría, es democracia...”

“En lo que concierne a los asuntos privados, la igualdad, conforme a nuestras leyes, alcanza a todo el mundo, mientras que en la elección de los cargos públicos no anteponemos las razones de clase al mérito personal, conforme al prestigio de que goza cada ciudadano en su actividad; y tampoco nadie, en razón de su pobreza, encuentra obstáculos debido a la oscuridad de su condición social si está en condiciones de prestar un servicio a la ciudad...”

“Si en nuestras relaciones privadas evitamos molestarnos, en la vida pública, un respetuoso temor es la principal causa de que no cometamos infracciones, porque prestamos obediencia a las leyes, y principalmente a las que están establecidas para ayudar a los que sufren injusticias y a las que, aun sin estar escritas, acarrean a quien las infringe una vergüenza por todos reconocida...”

Pericles fue un gran político, digno de imitación por parte de nuestros políticos contemporáneos. Promocionó la literatura y el arte. Convirtió a Atenas en un gran centro cultural y educativo; embelleció la ciudad, creó fuentes de empleo, defendió la democracia y libertad de expresión... “Esto si es querer al país...”

Tomado de:
Eric Enrique Aragón
18 de enero de 2011, Revista Futuro, http://revistafuturo.blogspot.com/
--o0o--

En Sonora, México, hay muchos casos, como el de la C.P. Olga Martínez Gracia, quien ha desarrollado de manera ejemplar (y superando situaciones difíciles cada vez que ha habido cambios de titular del Poder Ejecutivo*) la carrera en el servicio público, primeramente en Servicios de Salud -administrando en la secretaría respectiva y en hospitales- y actualmente laborando en el Tribunal Estatal Electoral.
*Nota.- Aún no se tiene Ley para el Servicio Profesional de Carrera (Para niveles directivos y de confianza), lo cual genera situaciones que resultan inconvenientes o injustas en algunos casos, al cambiar autoridades estatales cada seis años.
--Como agregado a lo anterior, considero importante que cada persona en el servicio público tenga siempre presente el Código de Conducta establecido en su dependencia u organismo, destacando entre sus rubros aspectos como los siguientes.

Transparencia

Llevará un sistemático y adecuado control tanto de los recursos como de la información, a fin de que su gestión permita una rendición de cuentas constante.

Para transparentar su gestión, desarrollará e implementará mecanismos que permitan a la ciudadanía conocer el desarrollo de la actividad gubernamental.

Promoverá el libre acceso a la información pública gubernamental, sin más límites que los que el mismo interés público y los derechos de privacidad establecidos por las leyes, le impongan.

Sus archivos deben mantenerse bien organizados, completos y de fácil acceso a consultas.

Procurará que en sus interrelaciones laborales nunca se menoscabe la dignidad de su actividad o de su persona, sino que se enaltezca.

Unidad

Deberá actuar con actitud proactiva y colaboradora, a fin de formar efectivos y adecuados equipos de trabajo.

El trabajo en el Gobierno es responsabilidad de todos los que forman la
Administración Pública respectiva, y sólo de manera coordinada y conjunta se alcanzaran las metas propuestas.

Profesionalización del servicio público

Atraer a los mejores hombres y mujeres ofreciéndoles la posibilidad de desarrollar una carrera en el servicio público; ingresar y ascender en el gobierno con base en el mérito profesional y aportar con creatividad y profesionalismo sus mejores talentos para beneficio de la sociedad.

Programa de Profesionalizacion y Competitividad Haaz

Alberto Haaz D. calida@ahaazd.com

Otra aportación es la siguiente

Los últimos días que hemos vivido, llenos de incertidumbre y temores, nos hacen ver la importancia que tiene el ámbito del poder público en nuestras vidas. Por momentos, parece que estamos en una película de ciencia ficción. Desafíos tan graves como la lucha contra el crimen organizado, la escasez del agua y ahora la epidemia de la influenza nos recuerdan la urgencia de tener mujeres y hombres capaces, que puedan enfrentar estos retos desde la administración pública.

Muchos “analistas” y ciudadanos en general hacen una crítica muy severa de la política y los servidores públicos; argumentos no les faltan. Sin embargo, a veces me da la impresión de que muchas de estas críticas se dan desde el ámbito puro de la academia, donde el mundo ideal se explica de forma muy simple. O son cuestionamientos muy superficiales, llenos de expresiones comunes, que se hacen desde la comodidad de una mesa en una cafetería.

Si queremos realmente revitalizar el espacio de la política, tenemos que ser mucho más proactivos. Los servidores públicos son ciudadanos comunes y corrientes que ocupan, por diversas circunstancias, un determinado puesto. Desde ahí toman decisiones que nos repercuten para bien o para mal. Por ello, debemos atender un tema trascendente, que es la formación de los cientos de miles de trabajadores que tiene la administración pública en México.

El servicio público requiere de múltiples cualidades y valores,

Para aprovechar el pasado, se requiere conocimiento de la historia y asimilar la experiencia acumulada.

Para comprender la situación social y a sus distintos actores hay que aprender a hacer análisis, entender el entorno y sus oportunidades.

Para tener una visión de largo plazo es necesario generar perspectiva y prospectiva que nos permita construir el futuro que se desea.

Para ejercitar una vocación de servicio se precisa una sólida formación ética y cívica, que haga posible la renovación personal.

Para lograr la consecución de objetivos es indispensable saber trabajar en equipo y saberse enfocar en la meta que se persigue.
Para lograr capacidad de ejecución se exige mucha disciplina y organización.

Para construir alianzas y acuerdos se necesita habilidad de mediación y negociación.

Para liderar proyectos se requiere capacidad de comunicación y transmisión de motivos trascendentes por los que se trabaja.

Porque, precisamente, no es fácil gobernar y administrar los bienes públicos, tenemos que plantearnos: ¿de dónde salen y cómo se forman los servidores públicos? ¿Cómo limitamos lo más posible el surgimiento de funcionarios mediocres, corruptos o improvisados? ¿Cómo se puede mejorar la capacidad técnica de nuestros gobernantes? ¿Por qué tan pocas universidades se ocupan de formar a los líderes que requiere la administración pública?

Les propongo algunas acciones:

Incentivar a las universidades públicas y privadas para que creen más y mejores programas de formación de servidores públicos.

Fortalecer el deber de los partidos políticos de capacitar a sus militantes y dirigentes, pues muchos de ellos terminarán ocupando cargos públicos.

Reestructurar por completo a los institutos de administración pública, tanto nacional como locales, modernizándolos y dotándolos de los recursos para que realmente sean actores estratégicos en este desafío.

Mejorar sustancialmente los programas de servicio público, creando sistemas básicos de recursos humanos (reclutamiento, ascensos, capacitación, etcétera) e implementando servicios de carrera flexibles que generen estabilidad y productividad laboral.

Fortalecer convenios con fundaciones y centros de pensamiento que ayuden a transmitir información valiosa para una mejor toma de decisiones.

Generar campañas de comunicación que fortalezcan la responsabilidad ética y la visión de Estado de los servidores públicos.

Aprovechar la asistencia técnica de organismos internacionales y el intercambio de experiencias exitosas en otros países.

Instrumentar mecanismos de entrega-recepción, no solamente formales, sino cualitativos, que generen aprendizaje de los éxitos y los errores en la administración pública, para evitar la tentación de reinventar todo cada tres o seis años, lo cual nos hace perder tiempo y cuantiosos recursos.

Generar una mayor cultura política en la ciudadanía, para que esté más informada y participe, denunciando a los malos servidores públicos y reconociendo a los que sí cumplen con su deber; un mecanismo puede ser la creación de observatorios ciudadanos.

Formar a mejores ciudadanos desde la familia, primera comunidad transmisora de valores cívicos y éticos.

¿Es posible tener buenos servidores públicos? Sí. De hecho, en nuestro país hay miles de funcionarios, en todos los niveles de decisión, que cumplen con eficacia su encomienda: personal de limpia tenaz, médicos serviciales, técnicos en áreas de energía, policías que se juegan la vida, alcaldes que trabajan con empeño, entre muchos otros. Sin embargo, hay un universo muy grande que no da lo mejor de sí. Y muchos de ellos tendrían una actitud diferente si se hubieran preparado para asumir sus responsabilidades.

El desafío lo sintetiza así Peter Drucker: “El propósito de una organización es posibilitar que gente común haga cosas extraordinarias, así como la tarea de los liderazgos es elevar la visión de las personas hacia panoramas más altos”.

ALEJANDRO LANDERO GUTIÉRREZ
http://www.cronica.com.mx/notaOpinion.php?id_nota=429797