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2/2/13

Conductas para políticos y funcionarios con relación a la participación ciudadana en redes sociales


Conductas para políticos y funcionarios públicos con relación a la participación ciudadana en redes sociales



A usted, profesional de la política, representante popular o funcionario público, que considera que la democracia es algo más que votar cada tres y seis años, que sueña con un sistema en el que la política sea algo más que una lucha entre partidos, que desea ser útil a la sociedad y que anhela que esa sociedad conceda legitimidad al trabajo de los políticos y funcionarios públicos[1], ofrezco este dodecálogo de Conductas para políticos y funcionarios con relación a la participación ciudadana en redes sociales por Internet.

Observe que no está dirigido a ciudadanas y ciudadanos que participan en redes sociales con relación a asuntos públicos. Es para políticos y funcionarios públicos involucrados en dicha participación ciudadana.

1. Participación ciudadana significa que las ciudadanas y los ciudadanos sean parte de las decisiones y acciones públicas. Dar información no es dar participación. Recoger información no es dar participación. La participación tiene que ver con tomar decisiones. Ten presente que sólo se establece una sociedad civil fuerte cuando se abren los procesos de decisión a la participación ciudadana.

2. Escuche, escuche, escuche. Es muy probable que ya exista una conversación (en twitter, facebook, etc.) acerca del asunto que le ocupa. Si la conversación ya existe, entérese bien de qué se está diciendo y de quiénes son los protagonistas en esa red de diálogo. Tranquilidad: internet es un enorme locutorio dotado de herramientas para la escucha.

3. Si la conversación ya existe, es mejor que no trate de iniciarla (ya existe, ¿recuerda?), de monopolizarla (¿para qué reducir su diversidad?), ni de capitalizarla (no podrá) o de distorsionarla (se detectará fácilmente). Confórmese con entrar en ella. Con el tiempo, tal vez se convierta usted en un nodo significativo de la red conversacional.

4. Cuando no existe la conversación, pregúntese si vale la pena iniciarla. Si hasta ahora el tema o asunto no ha sido interesante para la gente, ¿qué puede hacer para que se vuelva atractivo? La gente participa en aquello que le resulta cercano, habitual, fácil, natural, y que ofrece algo que ganar.

5. Enlace, enlace, enlace. Entre en las conversaciones de los demás. No sea la cabeza de todas las conversaciones. Deje en todas partes buen recuerdo de usted. No hay mejor forma de lograr que alguien se interese en el asunto que usted propone que demostrando que usted se interesa por los asuntos que exponen, comentan y/o proponen las demás personas.

6. Ábrase al mundo. Piense que en una conversación, una institución no es un interlocutor. La conversación es un asunto de personas. Tendrá que arriesgar. Tendrá que realizar afirmaciones provisionales y en su caso rectificar. Tendrá que mostrar algunas filias y fobias. Sea transparente. Las personas que participan en relación a algún asunto pueden perdonar si usted corrige su posición cuando ésta lo amerite.

7. La actitud lo es todo en una relación entre personas. Derroche buena actitud. Demuestre humor, aguante, elegancia, tolerancia, respeto.

8. No se preocupes demasiado por la cantidad de personas que participan, sino por la cantidad de buenas conversaciones que se establecen. Participar es un acto voluntario. Y no se preocupe mucho por tratar de impedir que una persona o muchas hagan un mal uso de su capacidad de influencia y persuasión en las redes sociales; preocúpese mejor por cómo va a conseguir que muchísimas personas hagan un buen uso de ello y que confíen en usted.

9. Debe saber que no es tiempo de obediencia ciega, ni siquiera tuerta. Si usted es parte del gobierno, del congreso o de la administración pública que está siendo cuestionada por diversos actos o decisiones que no gustan a un gran número de ciudadana/os, tenga cuidado: no confunda la lealtad al servicio público con la complicidad con otros políticos o funcionarios públicos de dudosa confiabilidad o de comprobada no-confiabilidad.

10. Los ciudadanos adultos merecen ser tratados como tales. No sea paternal, ni maternal con ellos. Permita la libertad y la responsabilidad. Deje en sus manos los asuntos que les atañen. Deje que se equivoquen por sí mismos o que le hagan ver sus equivocaciones. La participación implica respeto por los participantes.

11. Los destinatarios de las políticas públicas pueden ayudar a mejorar su diseño e implantación y, obviamente, hacerlas más acorde a sus deseos. Sin embargo, no espere a corto plazo que los resultados sean magníficos. Al principio, lo importante es la cantidad. Valorar la participación puede matarla antes de nacer. El primer objetivo es generar una comunidad activa, dar pasos hacia una ciudadanía participativa y corresponsable con las autoridades en los asuntos públicos.

12. Y, finalmente, actúe según estos tres principios: (1) La mala participación ciudadana es contraproducente, porque siembra desconfianza y desánimo. (2) La ausencia de participación ciudadana es aún peor que la mala participación. (3) Es peligroso hacer pasar como participación la mera manipulación a la que a veces recurren las autoridades públicas.
Formulado por Alberto Haaz Díaz, con base en aportaciones que se encuentran en http://eadminblog.ne



[1] Si usted no se ubica en esta descripción de características, no es destinatario de este documento, excepto en el caso de que desee aplicar acción correctiva a sus conductas.
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