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14/2/10

La Integligencia Profunda

Cuando vemos que una persona analiza y evalúa una situación compleja y rápidamente llega a una decisión que no sólo es buena, sino genial, uno piensa: “¡Eso fue brillante!”.

Cuando uno observa cómo esa persona hace lo mismo varias veces, uno se da cuenta de que está presenciando algo especial.

No se trata de pura capacidad intelectual, aunque eso ayuda. Tampoco es inteligencia emocional, aunque muchas veces también está presente. Se trata de una inteligencia profunda.

La gente con inteligencia profunda no es filosófica. No es “sabiduría” en ese sentido, pero es lo que más se le acerca tratándose del mundo de los negocios de particulares, en las administraciones públicas y organizaciones sociales.

Uno la ve en ese gerente que sabe cuándo y cómo entrar en un nuevo mercado internacional, en el ejecutivo que sabe exactamente qué discurso dar o acción realizar cuando su organización está en crisis, en el técnico que puede rastrear y encontrar una falla del producto o servicio oportunamente.

Se trata de gente cuyo conocimiento sería difícil de adquirir en el mercado.

Su conocimiento se basa más en un know-how que en un know-what; abarca una visión de sistema así como una experticia en áreas específicas.
La inteligencia profunda se basa en la experiencia y está ligada al contexto.

Por eso no es algo que se puede producir o importar de la noche a la mañana.

Desarrollarla le toma años a un individuo, pero la empresa, institución u organismo la puede perder en segundos cuando un veterano valioso decide marcharse o se decide despedirlo.

Sin embargo, con las técnicas adecuadas, la inteligencia profunda puede ser enseñada.

Esto implica institucionalizar el conocimiento individual.

No es mediante presentaciones de PowerPoint, Blogs, una página web con mejores prácticas, aprendizaje online o conferencias. Más bien, el sabio debe enseñarle al aprendiz, de manera individual: cómo extraer sabiduría de la experiencia.

Las empresas e instituciones públicas y organismos sociales deben estar dispuestas a invertir tiempo y esfuerzo en este tipo de aprendizaje intenso. La inversión se compensará con creces.

Alrededor de lo anterior están los conceptos de capital intelectual y organización inteligente, que Usted puede leer como punto de partida para introducirse al tema de la institucionalización del aprendizaje individual en organizaciones públicas, de particulares y sociales.

Sin duda, en mi opinión, este asunto ofrece grandes oportunidades para la gestión del éxito sostenido a largo plazo.

¿Quiere saber más al respecto? Escríbame:  calidad@ahaazd.com