“Liderazgo”, “cambios”, etc., son palabras desgastadas. Seamos sinceros: estamos hasta las narices de leer artículos y oír conferencias sobre el tema. Y es que el liderazgo es como la sal: sólo nos acordamos de ella cuando sobra o cuando falta. Para colmo, la sal, como el liderazgo, fácilmente pierde su capacidad de sazón. El liderazgo es una cualidad que se pierde con facilidad. No es un título de propiedad inalienable, sino una conquista diaria.
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Repensar el Liderazgo